“Si hay café en las alturas, habrá agua en las llanuras” productores piden ayuda en el Día del Café
El día del café nos encuentra en las mismas condiciones de años anteriores o peores, por las constantes promesas de apoyo a programas de renovación, fomento y comercialización y el sistemático incumplimiento a estas por parte del estado dominicano y sus instituciones.
A esto se agrega, según los productores, la dispersión de recursos en múltiples instituciones, programas y proyectos, mientras el Instituto Dominicano del Café (Indocafe), carece de los recursos para hacer las inversiones necesarias para la recuperación del sector.
La caficultura dominicana se encuentra en claro retroceso si se toma en cuenta el abandono de las fincas cafetaleras, el cambio del cultivo por otros más rentables a corto plazo, en especial cultivos de ciclo corto y ganadería, en detrimento del medio ambiente y las principales cuencas hidrográficas del país, Yaque del Norte, Yaque del Sur y Cuenca Nizao, las cuales tienen como soporte el bosque cafetalero para la preservación del agua.
Igual, más de 30 mil familias que dependen directamente de la actividad cafetalera, que se encaminan hacia su desaparición por falta de inversiones, por ausencia de planificación y de apoyo estatal, y el ataque inmisericorde de la Roya del Cafeto (Hemileia vastatrix), enfermedad que desde 2011 devasta las plantaciones tradicionales de café del país y algunas de las introducidas en el último lustro, sin que se vea una clara solución.
Ricardo Lespín de la Cruz, presidente de la Confederación Cafetalera Dominicana (Concafed), hizo la denuncia al participar con productores, dirigentes cafetaleros, directores y ministros de entidades estatales y periodistas, en la celebración del Día Nacional del Café realizado en la Asociación de Caficultores Unidos para el Progreso, Inc. (Asocaupro) de Los Montones, San José de las Matas, Santiago, previamente se realizaron dos encuentros regionales de líderes cafetaleros, en el norte y sur del país, donde se ha analizado a profundidad la situación del subsector café.
Lespín indicó que para muestra basta un botón, solo hay que mirar las montañas de San José de las Matas, que antes estaban pobladas de pino y café, ahora hay en zonas de amortiguamiento de las cuencas hidrográficas de los Ríos Yaque del Norte, Bao, Inoa y sus afluentes. Esto ha hecho más vulnerable las montañas a incendios forestales como se vio en la reciente y prolongada sequía que afectó el país y a la escasez de agua, vital para la sobrevivencia humana.
Ricardo Lespín reclama apoyo para volver a sembrar las zonas otrora productoras de café para suplir la demanda nacional y exportar el aromático grano a mercados tradicionales y nuevos nichos de mercados que conocen la calidad de nuestro café, ya que en los últimos 10 años hemos pasado de producir 750 mil quintales de café a menos de 500 mil, y a importar por encima de 400 mil quintales, solo para suplir la demanda nacional. En especial porque las plantaciones de café se caracterizan por la baja productividad debido a la edad de estas, la roya y a causa del poco acceso que tienen los productores al financiamiento y a la tecnología.
La caficultura en la República Dominicana da sustento a más de 30 mil familias y cubre una superficie estimada de 1.6 millones de tareas, contribuyendo a la protección de las zonas de captación de las principales cuencas hidrográficas del país, a la conservación de la biodiversidad, control de la erosión de los suelos, infiltración, disponibilidad y calidad del agua y conservación del paisaje. Pero esta crisis ha obligado a muchos productores de café a sustituir cafetales por otros cultivos que no brindan los servicios ambientales y el nivel de cobertura que las plantaciones de café con sombra.
“Si hay café en las alturas, habrá agua en las llanuras”
En análisis que hemos hecho, consideramos que, en la actualidad, por la falta de apoyo, por cada mes que pasa, se pierden entre 15-20 fincas de café, ya que sus dueños cambian de cultivo y con ello se van árboles, aves y la fauna en sentido general.
Se estima que de no tomarse las medidas de lugar e iniciar un verdadero programa de apoyo a las familias cafetalera, a nivel nacional, en un tiempo de 8-10 años el daño a las cuencas hidrográficas será irreversible, lo cual impactará negativamente en las familias que dependen de la producción cafetalera, sus comunidades, llevando a aumentar la migración y el cambio de cultivo, con todo lo que implica en términos pérdida de caudal para la producción eléctrica, riego y acueductos para consumo humano.
Por lo tanto, reclamamos puntualmente la definición y puesta en marcha de un programa de renovación, fomento y mantenimiento de cafetales con financiamientos con tasas de intereses subsidiado, 4 años de gracia y 7 años para el pago del mismo, para la diversificación de la actividad cafetalera, haciéndola más rentable, incentivos para toda la cadena productiva del café a través del reconocimiento y pago de los Servicios Ambientales, el fortalecimiento del INDOCAFE con recursos definidos para la necesaria inversión cafetalera y las organizaciones de productores y otros actores de la cadena.
ASOCAUPRO y la CONCAFED felicitan a las más de 30 mil familias que aún mantienen la esperanza de que llueva café en el campo y con ello, una mejor calidad de vida para productores y beneficiarios de que haya café en las alturas.